Flotar en una piscina es más difícil que en el mar debido a la mayor densidad del agua, la menor movilidad del agua, la temperatura más alta y la menor salinidad del agua. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la flotabilidad también puede depender de la técnica de natación utilizada y la habilidad del nadador para controlar su flotabilidad.
Porque en la piscina se flota menos que en el mar
Hay varias razones por las que es más difícil flotar en una piscina que en el mar:
- La densidad del agua: El agua de la piscina es generalmente más densa que el agua del mar. Esto se debe a que el agua de la piscina contiene más productos químicos y minerales disueltos, como cloro y calcio, que aumentan su densidad. Como resultado, es más difícil flotar en agua más densa.
- El movimiento del agua: El movimiento del agua en una piscina es generalmente menor que en el mar. En el mar, las olas y las corrientes pueden ayudar a mantener el cuerpo a flote y a reducir la resistencia del agua. En una piscina, el agua suele ser más tranquila, lo que aumenta la resistencia y hace más difícil flotar.
- La temperatura del agua: La temperatura del agua también puede afectar la flotabilidad. En general, el agua más caliente es menos densa y proporciona menos flotabilidad que el agua más fría. Como las piscinas suelen tener agua más caliente que el mar, es más difícil flotar en ellas.
- La salinidad del agua: El agua del mar es más salada que el agua de la piscina. La salinidad aumenta la flotabilidad del cuerpo, lo que hace más fácil flotar en el mar. En cambio, el agua de la piscina tiene una salinidad más baja, lo que reduce la flotabilidad.
¿Es cierto que flotamos mejor en el mar que en una piscina?
Según el principio de Arquímedes sobre la flotabilidad del cuerpo, cuanto mayor sea el valor de la densidad del líquido en el que se sumerge total o parcialmente un objeto, más fácil le resultará flotar. Dado que el agua salada del mar es aproximadamente un 3,5% más densa que el agua de una piscina, según este principio flotamos mejor en el mar que en una piscina, en la misma proporción. Cuando tenemos la oportunidad de darnos un chapuzón en el mar, además de nadar, nos suele gustar flotar y disfrutar del vaivén de las olas antes de que rompan en la orilla. Sin embargo, tenemos la impresión de que es algo más fácil flotar libremente en el mar que nadar en una piscina. En realidad es así, y esto tiene una explicación científica.